Construcción del imperio en América Latina: la estrategia militar de Estados Unidos



Introducción

La construcción de un imperio, en particular un imperio capitalista a principios del siglo XXI, requiere de una elaborada arquitectura militar para poder expandir, proteger y consolidar los grandes intereses económicos, esenciales para los imperios modernos.

Mientras que los "teóricos globalistas" escriben sobre las "clases dominantes mundiales" y el "fin del estado-nación", el aparato militar del estado imperial, y en concreto el de Estados Unidos, ha crecido enormemente durante la última década y tiene una importancia fundamental en promover y proteger a las corporaciones, bancos y empresas de importación-exportación basadas en EE.UU.

El objetivo de este trabajo es describir y analizar el alcance, la profundidad y la estrategia del aparato militar de Estados Unidos en América Latina - destacar sus múltiples enlaces y controles sobre los militares y cómo estos controles se dirigen a aumentar el poder del estado imperial norteamericano. Las vastas operaciones de los militares de Estados Unidos y el éxito alcanzado en forjar instituciones militares dependientes mediante una compleja red de programas y actividades conjuntas refutan la retórica sin sentido sobre el gobierno de las "corporaciones globales". Para demostrar la importancia de lo militar, este informe se centrará en el Imperio Norteamericano en América Latina.

La primera parte de este trabajo tratará sobre los intereses económicos estratégicos de Estados Unidos y la justificación ideológica de la expansión militar norteamericana en América Latina. En la segunda parte, el informe se centrará en la arquitectura del imperio militar, especialmente en el establecimiento de relaciones de dependencia o mercenarias. La tercera parte tratará sobre los objetivos operativos y la propaganda diseñada para legitimar la militarización de la política latinoamericana bajo la tutela de Estados Unidos. En la conclusión se discutirá el fenómeno dual de la expansión del control militar de Estados Unidos y el fortalecimiento del papel de los militares en las decisiones sobre las prioridades de la política latinoamericana; el impacto sobre la sustancia y las estructuras del sistema político y el papel del imperio norteamericano en delinear la política interamericana.

Las instituciones militares estratégicas, así como las políticas dirigidas a América Latina, han sido detalladas sucintamente por el general Peter Pace, Infantería de Marina de Estados Unidos, Comandante en Jefe del Comando Sur de Estados Unidos (USSOUTHCOM). El área de responsabilidad del USSOUTHCOM abarca toda América Central y América del Sur, el Caribe y las aguas que la rodean, totalizando más de 15.6 millones de millas cuadradas y más de 404 millones de personas. Este informe se basa en el testimonio del general Pace ante el Comité de Servicios de las Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos del 27 de marzo de 2001.

Tráfico de armas

El mayor traficante de armas de la región es el USSOUTHCOM y no los carteles de la droga. Los segundos mayores traficantes son los aliados militares de Washington, con el equipamiento en particular de los grupos paramilitares. Los terceros mayores traficantes son los carteles de la droga que trabajan con el ejército y la policía. Las guerrillas en Colombia carecen del armamento pesado que tienen las fuerzas armadas; no tienen ni siquiera sistemas portátiles de armas para defensa aérea. El tráfico de armas que realizan los insurgentes es una actividad mínima en comparación con la que realizan el USSOUTHCOM y sus aliados militares. Además, los fines y la utilización de la compra de armas son radicalmente distintas: Estados Unidos y el ejército trafican con armas para proteger el orden socioeconómico existente y aterrorizar a la población, mientras que los insurgentes, sus armas livianas y sus misiles "caseros" están diseñados para derribar ese orden y defender al campesinado.

El delito y la corrupción son otros de los "peligros", según el general Pace, para la democracia y la prosperidad. La corrupción de la política y los políticos es predominante entre los que tienen el poder gubernamental y los altos cargos del ejército con los que el USSOUTHCOM colabora activamente, a los que asesora y dirige. Cada gran escándalo de corrupción que ha tenido lugar en América Latina durante la década pasada involucró a políticos y oficiales que llevaban adelante los lineamientos norteamericanos de política económica neoliberal y la "defensa del hemisferio" (léase hegemonía de Estados Unidos). Mientras los guerrilleros secuestran millonarios para financiar sus actividades, los mayores bancos norteamericanos, incluidos el Citibank, el Bank of América y los principales bancos de Miami y otras ciudades blanquean entre $250 y $500 mil millones al año, según las audiencias del senado norteamericano. En cuanto al tráfico de drogas, la mayoría de los beneficios se blanquean en los bancos norteamericanos. El campesino recibe una fracción del precio final. La erradicación de la coca, que conlleva la penetración profunda de Estados Unidos en todos los niveles de la policía, fuerzas armadas y el sistema político latinoamericano es un pretexto para el control a largo plazo y a gran escala por el USSOUTHCOM de todo el aparato del estado latinoamericano.

La arquitectura de la esfera militar

El USSOUTHCOM se encuentra ubicado en Miami (con una subsede en Puerto Rico). Es responsable de la planificación, coordinación y conducción de la actividad militar de Estados Unidos en toda América Latina y el Caribe.

El USSOUTHCOM ha instalado bases militares con aeropuertos en Aruba-Curacao, en las Antillas Holandesas; en Manta, Ecuador y en Comalapsa, El Salvador. Estas bases le permiten a Estados Unidos introducirse tanto en el espacio aéreo de la mayor parte de los países de América Latina, como por mar y tierra. Además, Estados Unidos tiene una base operacional militar en Soto Cono, Honduras, que proporciona apoyo a helicópteros en las misiones intervencionistas norteamericanas en América Latina y el Caribe. La facilidad con que los militares norteamericanos pudieron construir esta red de bases al servicio del imperio se debió principalmente al apoyo y entrenamiento a largo plazo de oficiales militares dependientes realizado por el USSOUTHCOM en América Latina. Así lo manifiesta el General Pace, "Las excelentes relaciones entre Estados Unidos y El Salvador, fortalecidas durante años de sólido contacto entre militares de ambos ejércitos, ayudó a alcanzar negociaciones favorables sobre el acuerdo FOL " (Emplazamientos Operativos de Avanzada, en inglés Forward Operating Locations, base aérea).

Los años de sólida colaboración entre los ejércitos incluyen la década de 1980 en la que 75.000 salvadoreños fueron asesinados por los militares. La victoria militar sobre las guerrillas fue seguida por la consolidación del poder de Estados Unidos sobre sus lacayos salvadoreños y la utilización de las instalaciones salvadoreñas como base de avanzada para la expansión militar norteamericana en toda la región. En El Salvador la década de colaboración con los militares y los escuadrones de la muerte valió la pena: El Salvador es ahora un lugar clave para la expansión del control del USSOUTHCOM en la zona. Actualmente el USSOUTHCOM se ha embarcado en un proyecto similar con el ejercito colombiano y sus subordinados, los escuadrones de la muerte, las llamadas fuerzas "paramilitares".

De la misma forma, la intervención política norteamericana en Ecuador para derribar a la junta popular en enero de 2000 y la consolidación de régimen de Noboa, ha facilitado grandemente que el USSOUTHCOM pueda asegurar la base militar de Manta. La intervención militar norteamericana, al apuntalar o imponer a sus clientes en un país, proporciona un trampolín para un control regional más general: se dispara una especie de efecto imperial multiplicador. La construcción de fuerzas militares dependientes requiere una multiplicidad de actividades. Así lo describe el general Pace, "Nuestro enfoque se centra en operaciones combinadas, ejercicios, entrenamiento y educación, ayuda en temas de seguridad y programas de asistencia humanitaria."

Tanto en la forma como en la organización y los contenidos, los oficiales latinoamericanos son entrenados directamente para servir a los intereses estratégicos, económicos y militares del imperio. Con estos programas, Estados Unidos exige el fortalecimiento de los militares y el aumento de su capacidad para reprimir a los adversarios - según sean estos definidos por Estados Unidos. En cada región: el Caribe, América Central y el resto de América Latina, el USSOUTHCOM ha estado armando, entrenando y adoctrinando a los ejércitos nacionales para servir a los intereses de Estados Unidos bajo su liderazgo. La finalidad es evitar la utilización de tropas norteamericanas y de esta forma reducir la oposición política en los Estados Unidos.

El modelo consiste en que Washington dirige y entrena a los ejércitos latinoamericanos mediante "programas conjuntos" extensivos e intensivos, y subcontrata compañías privadas de mercenarios que proporcionan militares especializados, todos ellos oficiales "retirados" del ejército norteamericano. La construcción de esta red imperial se describe con el sardónico lenguaje eufemístico común a todas las sangrientas tentativas militares contemporáneas. Por ejemplo, el general Pace describe la construcción de estados-clientes en el Caribe como "asistir a la Nación asociada en el entrenamiento de sus fuerzas de seguridad, con nuevo equipamiento defensivo": consecuentemente, los lacayos caribeños acogieron al TRADE WINDS 2000, un ejercicio multinacional que promueve la cooperación de fuerzas de mar y tierra en respuesta a las crisis regionales...

"El alcance de la participación militar de Estados Unidos en el Caribe ha aumentado enormemente en los últimos dos años. Los guardacostas norteamericanos dirigen operaciones y entrenamientos y aumentan el flujo de armas hacia los militares caribeños. En estas operaciones, gran cantidad de agencias norteamericanas participan por tierra, mar y aire en los países del Caribe. Según el USSOUTHCOM, estas agencias incluyen a la Agencia Antidroga, en inglés, Drug Enforcement Agency, DEA, el Departamento de Defensa, el Servicio de Aduanas de Estados Unidos, los Guardacostas de Estados Unidos y varias otras agencias. En América Central, el USSOUTHCOM pretende aumentar el tamaño y la eficiencia de los ejércitos para que sirvan a los intereses estratégicos de los Estados Unidos.

Bajo la retórica eufemística de "mantener la paz", el USSOUTHCOM ha organizado seminarios y operaciones para promover la subordinación a los militares norteamericanos y sus objetivos estratégicos. En este contexto, "mantener la paz" se refiere a la organización de ejércitos con militares de varios estados dependientes bajo la dirección del USSOUTHCOM para asegurar las zonas conflictivas y mantener o reinstaurar regímenes favorables a los Estados Unidos. Los ejercicios conjuntos son considerados por el USSOUTHCOM como una excelente oportunidad para "entrenar personal multinacional de las naciones del Caribe y de América Central para operaciones de mantenimiento de la paz". El USSOUTHCOM también entrena y adoctrina a tropas de tierra y aire de América Central en un programa llamado "Cielos Centrales" -aparentemente para campañas antidroga-, son ejercicios con fines múltiples, diseñados para consolidar el control de Estados Unidos, incrementar la vigilancia aérea contra potenciales insurgentes antiimperialistas, así como campañas selectivas antidroga.

La tercera región en la que el imperio militar ha extendido su alcance es el "Cono Sur", que incluye Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Los últimos años han sido testigos de programas intensivos de adoctrinamiento ("diálogo"), mayor colaboración militar bajo la tutela del USSOUTHCOM ("cooperación en defensa") y "ejercicios multilaterales de entrenamiento" bajo dirección norteamericana. Con un fuerte respaldo de Washington, los regímenes chileno y brasileño están "modernizando" sus ejércitos, mediante el aumento de los gastos militares, especialmente compras a fabricantes de armas norteamericanos (Chile está negociando con Lockheed Martin la compra de aviones F-16). Dado el gran descenso del nivel de vida y los fuertes recortes de los presupuestos para financiar la deuda externa con los bancos norteamericanos, el resto de los países latinoamericanos tienen limitaciones en los fondos disponibles para comprar armas a los Estados Unidos para defender el imperio.

El USSOUTHCOM ha dirigido ejercicios militares "conjuntos" con los países del Cono Sur, llamados CABANAS, que se realizaron en el 2000 en Argentina, en contra de la Constitución del país "anfitrión", sin conocimiento de la opinión pública en general y sin aprobación legislativa. Una vez más, estos ejercicios fueron organizados para combatir a enemigos internos, no a invasores extranjeros. Han sido diseñados para integrar a los ejércitos latinoamericanos bajo el comando de Estados Unidos en la represión de la insurgencia interna, en caso de que colapsen algunos de los regímenes neoliberales envueltos en la crisis económica. La contraparte marítima de los ejercicios CABANAS son los ejercicios UNITAS: el mayor ejercicio naval multinacional dirigido por Estados Unidos en el hemisferio occidental. El USSOUTHCOM ha diseñado estos ejercicios para organizar la estructura de mando, profundizar su influencia en el personal de los ejércitos latinoamericanos y formar a los oficiales en los procedimientos y tácticas del ejército norteamericano para implementar de forma más eficiente las prioridades políticas del USSOUTHCOM.

La cuarta región designada por el USSOUTHCOM es el "Sistema Andino" que incluye a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. En medio de las revueltas populares de Ecuador en enero de 2000, los militares norteamericanos, junto con el embajador de Estados Unidos, desempeñaron un papel relevante instigando a los cuadros superiores del ejército a derrocar a la junta popular y apoyar al nuevo presidente (Noboa). Así describe el general Pace el papel de Estados Unidos: "En Ecuador, el USSOUTHCOM ha trabajado en estrecha colaboración con el embajador norteamericano y el gobierno del presidente Noboa, proporcionando ayuda al ejército ecuatoriano, especialmente en la gestión de la crisis nacional." Al apoyar al régimen de Noboa, el USSOUTHCOM pudo asegurar la Base Aérea de Manta en la costa noroeste, una plataforma de lanzamiento clave para extender la vigilancia aérea norteamericana por toda la región andina y, más específicamente, para proporcionar inteligencia aérea al ejército colombiano (y a los escuadrones de la muerte) entrenados y dirigidos por Estados Unidos, involucrados en actividades de contrainsurgencia.

Desde Manta, el imperio militar norteamericano ha extendido su control aéreo sobre toda América del Sur. Como indica el general Pace, "Manta... es la clave para reajustar nuestra zona de responsabilidad (AOR), nuestra arquitectura (el aparato militar) y para extender el alcance de nuestra cobertura aérea de DM y T (Detection, Monitoring and Tracking, en español, Detección, Control y Seguimiento) en la Zonas Fuente (zonas de producción de droga)". El nuevo imperio militar se ha extendido, controlando no solo tierra, mar y aire, sino también los ríos de Colombia y Perú. El USSOUTHCOM ha entrenado y equipado a militares con base en los ríos de ambos países. En Iquitos, Perú, las fuerzas especiales de la marina norteamericana, Seals, son una gran fuerza operacional que el general Pace describe como "la mejor instalación de este tipo en el AOR" (zona de nuestra responsabilidad, en inglés area of our responsibility).

En Colombia, con $1.300 millones en ayuda militar norteamericana destinada al Plan Colombia, el USSOUTHCOM está involucrado en todos los niveles de las operaciones militares colombianas. Ha entrenado tres "batallones antidrogas" de elite para operaciones contrainsurgentes. Está formando a las tripulaciones de helicópteros equipados con misiles y ametralladoras que trabajan con los mercenarios norteamericanos subcontratados por el Pentágono. Los cuadros superiores y las Fuerzas Especiales del USSOUTHCOM participan activamente en los campos de batalla, dirigiendo operaciones de combate y coordinando la colaboración militar con los escuadrones de la muerte, tal como se vio en El Salvador, Guatemala y anteriormente en Vietnam.

En Bolivia las Fuerzas Especiales y la Drug Enforcement Agency, DEA (en castellano, Oficina Antidroga), actúan en el Chapare, entrenando y construyendo nuevas bases militares. Las actividades del USSOUTHCOM están interrelacionadas. Los ejercicios militares multilaterales son el preludio a los programas de formación doctrinaria. El general Pace declara: "El programa de ejercicios del USSOUTHCOM es el motor de nuestro Theater Engagement Plan (Plan de Compromiso)". Los programas de entrenamiento doctrinario se dirigen particularmente a aquellos militares latinoamericanos que demuestran una mayor predisposición para servir en la red militar imperial. Los oficiales latinoamericanos que completan los programas de adoctrinamiento son valiosos activos del imperio militar, ya que muchos continúan la carrera hasta convertirse en cuadros superiores.

El general Pace identifica claramente el papel de los programas de entrenamiento de Estados Unidos y los beneficios que proporcionan al Imperio. "La formación y el entrenamiento militar internacional (IMET, en inglés, International Military Education and Training) y su complemento el IMET Expandido, proporcionan oportunidades de formación profesional para militares y candidatos civiles seleccionados cuidadosamente. Estos programas son la columna vertebral de nuestra combinación de formación y profesionalización militar. suministran fondos a los militares y el personal civil de nuestras naciones asociadas para asistir a los cursos de desarrollo profesional en las instituciones militares de Estados Unidos. Por solo un modesto coste, estos programas son valiosas inversiones ya que muchos de los estudiantes continúan la carrera hasta llegar a ser altos cuadros dirigentes en sus respectivas instituciones militares y gubernamentales."

En el ejercicio 2000 el USSOUTHCOM recibió $9.8 millones para el IMET y entrenó a 2.684 estudiantes, incluidos 474 civiles. El proceso de construcción de un imperio militar es por tanto un proceso integrado e interrelacionado que comienza por ejercicios militares con los estados clientes ("Naciones Asociadas"), donde se selecciona y entrena a los militares prometedores. Estos oficiales alcanzan posteriormente los puestos más altos y se convierten en activos valiosos para el Imperio, suministrando las bases militares para que las Fuerzas Armadas norteamericanas ocupen el espacio aéreo, terrestre, marítimo y fluvial del país. La expansión del estado imperial de Estados Unidos y la integración de los militares lacayos en sus redes, destacan la importancia del estado en el mundo contemporáneo. La expansión del imperio militar propiciada por el USSOUTHCOM también incluye el fortalecimiento de la infraestructura de comando, control, comunicaciones e inteligencia para operaciones fijas y móviles en toda América Latina. Al construir esta infraestructura, el estado dependiente latinoamericano suministra al USSOUTHCOM, en palabras del general Pace, "comunicaciones vía satélite (que) son de vital importancia para nuestras fuerzas desplegadas en tiempos de crisis." El USSOUTHCOM ha comenzado varios programas para aumentar la efectividad del Imperio en el control del rebelde pueblo latinoamericano.

Según el general Pace el control y las operaciones que realiza el USSOUTHCOM con los aparatos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) en los estados dependientes son "prioritarias" para dominar América Latina. Los ISR proporcionan a los militares norteamericanos, y a los oficiales latinoamericanos de todos los niveles, indicaciones y advertencias, conocimiento situacional y evaluación de los daños producidos en las batallas. Estos sofisticados sistemas de reconocimiento son necesarios para proteger a los militares norteamericanos que dirigen en combate a las fuerzas armadas dependientes. En términos más eufemísticos el general Pace declara: "Los sistemas de reconocimiento sofisticados son necesarios para mejorar la protección de nuestra limitada cantidad de personal desplegado en zonas de alto riesgo." El general Pace admite que las fuerzas militares norteamericanas participan en situaciones de combate real, dirigiendo las fuerzas militares contra la insurgencia popular en América Latina.

El alcance y profundidad de la participación del USSOUTHCOM demuestra, por un lado, la recolonización de los aparatos militares de los estados clientes mediante su absorción, y por otro, la presencia militar directa y el control de las rutas aéreas, terrestres, marítimas y fluviales.

Conclusión

El imperio militar norteamericano, dirigido por el USSOUTHCOM, ha construido y extendido múltiples organizaciones regionales, coordinadas por el Comando de Estados Unidos de Miami y Puerto Rico. El imperio tiene control e influencia sobre el espacio aéreo, las aguas costeras, las rutas fluviales y terrestres a través de los aeropuertos, instalaciones navales y bases militares. El Imperio está construido y sostenido por el suministro de equipos militares, entrenamiento y servicios a los clientes latinoamericanos y caribeños. El USSOUTHCOM ejecuta un gran número de programas (178 en el año 2000), combinando operaciones y ejercicios de entrenamiento, cursos de formación, equipos móviles de entrenamiento, intercambio de unidades y financiación y ventas militares. Sobre todo ha utilizado conscientemente y sistemáticamente el entrenamiento y las operaciones "antidroga" para captar a los oficiales latinoamericanos e integrarlos al imperio.

En la actualidad, el imperio militar norteamericano nos recuerda a los imperios coloniales: comandantes blancos del USSOUTHCOM y oficiales mestizos que dirigen a los soldados de piel oscura de las tropas de primera línea de combate. Esto incluye a las Fuerzas Especiales y a los mercenarios subcontratados, escuadrones de la muerte y conscriptos, detección electrónica aérea y fuerzas paramilitares que empuñan machetes sobre el terreno.

El imperio se extiende hacia el sur desde Miami a través del Caribe, América Central, los países andinos hasta el Cono sur. Es un imperio difícil de manejar, abierto a desafíos y aún "deserciones", como demuestran los levantamientos militares nacionalistas de Venezuela y Ecuador. Mientras que Estados Unidos invierte miles de millones en armas y envía miles de asesores para reclutar y adoctrinar a los militares latinoamericanos, los oficiales de bajo rango y los soldados rasos están presionados por las luchas sociales masivas y los cada vez más deteriorados niveles de vida de sus países. Han aparecido fisuras, aunque el Imperio haya preparado fuerzas multinacionales. El papel del USSOUTHCOM es intervenir constantemente para prevenir deserciones mayores y maximizar la participación militar latinoamericana. El apoyo aéreo y operativo está diseñado para minimizar la utilización de fuerzas terrestres norteamericanas en combate.

La pregunta es si todo esto será suficiente. Si las crisis actuales inducidas por el pillaje económico llevan a levantamientos populares a gran escala, ¿qué solidez tienen los militares latinoamericanos dependientes? ¿Podrán contrarrestar a las fuerzas de la nación dirigidas contra el imperio? La lección de Irán en 1979 es clara: un gran ejército moderno, fuertemente equipado y entrenado por los Estados Unidos y sus asesores militares, puede ser vencido.

Lo que está absolutamente claro es que el Estado -el Estado imperial- mediante su aparato militar, es esencial para asegurar los mercados y las inversiones de las corporaciones multinacionales basadas en los Estados Unidos. La total ausencia de cualquier referencia a este creciente papel del imperio militar norteamericano en los escritos de las "teorías de la globalización" es otro ejemplo de la vacuidad e irrelevancia de sus argumentos.


FUENTE: Rebelión (Traducción para Rebelión: A. Santos)

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